Miro mi teléfono sin siquiera tocarlo. No te voy a escribir, porque no quiero saber que sos real, no quiero saber que recién te levantás y no quiero saber que no tenés nada solucionado. Prefiero tu recuerdo inventado revoloteando como un estúpido fantasma que invoca algo que ya me olvidé de mi pasado.
Ofrendas para la libertad.
Es tan liviana, tan extensa, tan etérea y diferente a lo que yo pensaba, que se sintió como un eructo con el estómago vacío.
Confesiones.
Si me preguntan de qué trata les puedo decir que de liberación, si quieren una respuesta más profunda, se trata de huir
Mátame.
Quisiera borrarte de un sacudón de cabeza, decirte adiós para siempre con un banal saludo con la mano. Dar vuelta la página y olvidarme en ese instante de tu existencia, quisiera ser mucho más fuerte de lo que intento ser y menos débil de lo que mis ojos confiesan.
La Habitación Número 9
"A mí me gustaba pararme en la cama a fumar mientras veía lo que pasaba al ras del suelo"...